viernes, 29 de agosto de 2008

Carrusel

Atinando a concretar mi autoincineración
voy dibujando la catedral de mis destinos,
Las Furias se ponen fatalmente de acuerdo,
te arrebatan,
instrumento de mi consolidación.

La materia que desprende el hastío
se pone de acuerdo con la melancolía
que mantiene y resucita
mi acercamiento
con tu inframundo,
persuadido el cancerbero de este idilio azaroso,
ataca,
emprende astuta persecución,
no deja que me dejes amar
tu postura,
tu hombro maltrecho,
tu nombre: mi techo.

Disuadirme sería lo más inteligente,
lo trágico no sería cómico,
lo cómico sería confundir mis intenciones
con el alcornoque que nace de mis palabras
y yace inerme para ser sombra de la burla
de tus ojos-caramelo.

Dudando, el dios nostalgia,
sin embargo,
acierta,
me conduce de nuevo al laberinto,
confunde mi equilibrio, juega
con tubos, ensaya con los líquidos del
cerebro del que soy cautiva
sin pelea.

Rompo el bienestar y perfecciono
mi atención, atenta conjuro a la luna
que habita en tus oídos,
le pido,
la embrujo,
vudú y alucinaciones,
-enamórala- le digo
y sólo escucha canciones.


Pido, entonces, al aullido,
agudeza navegante,
se deslice sagazmente por los rumbos
de tu negación.

jueves, 28 de agosto de 2008

Estacionamito

Las llagas llenas de este pueril deseo,

irremediablemente revientan,

redoblan sus fuerza y avisan,

cariño,

que el miedo de ser de ti

aumenta,

no cede,

quiere existir

con la esperanza re-puesta.

Luego,

buscando respuesta,

te encuentro desnuda

en los senderos de mis

sensaciones…

…deshago ilusiones,

propongo castigos

para las absurdas nominaciones,

desdigo mis dichos,

celebro precipitada todos

nuestros entredichos,

me entrego entonces a las

comedias y sátiras

que desdicen mis

preposiciones.

Mía,

te llaman así imaginarios

consejeros que nacieron junto a

los anhelos míos de tu boca,

peleando por ser en ti siempre primeros

se castigan con la realidad de quien a veces

los invoca.

Yo,

residente de tu cuello,

espero,

te espero calladamente,

resignada a los días que me des.

Complaciente como soy

te dejo recrearme y hacerme,

me dejo en tus manos,

me dejo en tus ojos cinceles.

Ámame ahora, destrona dudas,

haz que renuncie a mis tribulaciones,

ríndeme a la escultura hirviente,

viérteme en tus pasados,

aniquílame,

resucita las sombras presentes.

Déjame el futuro

para alimentarme hoy de

ambrosía,

ámbar,

de tus ojos.

martes, 26 de agosto de 2008

Circo, maroma y teatro

Al abandono que deja de llamarse encierro,

a él le estoy regalando las yemas de mis dedos.

A la paranoia de perderte, mi angustia dactilar

le repite que todo podría ser cierto.

Con la infección que me provoca

besarte lo incierto,

voy en la búsqueda de ese

ti

que sea más que este efímero concierto.

No deseo más que lo que de ti aborrezco,

el desdén de tus sonidos,

el asco enardecido y certero,

nada queda de mi ansiedad

ahora que de ti odio quiero.

Dividida yo, dividido el anhelo

de hacerte una constante,

de hacerte velocidad en mi luz

y de encontrarte estática,

silenciosa sin volúmenes

que me entrampen.

La pérdida de la que estoy siendo

sujeta a raíz de tus manos

duele

y la memoria paquidermo

errante se niega a entregarse a su amo;

violencia y destrucción veo

no muy distantes.

martes, 19 de agosto de 2008

Malvenida

No me adornen tus ojos de diamantes,
no me vean tus labios con desvelos,
tus manos no besen mis ropas
y tus piernas no tomen mis espaldas.

El comienzo de la historia que no sea
más que otro lamento
suplicando ser sólo viento.

Así es el inicio de las arenas que movimos,
así termina todo tiempo venidero.
Me lo indican las astillas del espejo,
me lo indica tu ignorancia de mi
y de lo que no siento.

Pido nada de lo que puedas darme,
no a tu sexo que revela mis deseos,
no a tu amor que no es completo,
no a tus hijos satisfechos,
no a mis hijos que son nuestros.

Prefiero todo,
el estado inicial que me cobija,
regresar pido al vientre tuyo
que quiero para siempre materno.

Sí a tu voz de mil tonos,
sí a la melodía que tiene tu saliva,
sí al no que me duda y aniquila
todos los presentimientos.

Dolores en los huesos quiero de ti,
destrozos y retazos de pieles quiero
y angustias
y vacíos
que sean todos míos
para hacerlos llenos de ti.