martes, 26 de agosto de 2008

Circo, maroma y teatro

Al abandono que deja de llamarse encierro,

a él le estoy regalando las yemas de mis dedos.

A la paranoia de perderte, mi angustia dactilar

le repite que todo podría ser cierto.

Con la infección que me provoca

besarte lo incierto,

voy en la búsqueda de ese

ti

que sea más que este efímero concierto.

No deseo más que lo que de ti aborrezco,

el desdén de tus sonidos,

el asco enardecido y certero,

nada queda de mi ansiedad

ahora que de ti odio quiero.

Dividida yo, dividido el anhelo

de hacerte una constante,

de hacerte velocidad en mi luz

y de encontrarte estática,

silenciosa sin volúmenes

que me entrampen.

La pérdida de la que estoy siendo

sujeta a raíz de tus manos

duele

y la memoria paquidermo

errante se niega a entregarse a su amo;

violencia y destrucción veo

no muy distantes.

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