martes, 23 de diciembre de 2008

Lâche

Locamente te añoro,
te huelo inesperada en mi almohada.
Rememoro.
Ahora me pregunto y te pregunto...
¿Crees que sobreviva
un viaje a ultramar?
Lo dudo, me paralizo nada más de
pensar en una ausencia larga,
larga como mi nostalgia
y extensa como el infinito en el que te amo.

Mi cuerpo me agrede,
me echa bronca y duele.
Me cree culpable de tu ausencia,
no lo soy.
Ahora me pregunto y te pregunto...
¿Si brinco el charco,
no crees tú que enfermaría gravemente?
Lo sé, mi sexo ardería, mis labios
se romperían, mis senos languidecerían,
todo el cuerpo tuyo que uso para tu placer,
no me daría respuesta,
me mataría.

Los pensamientos me arrinconan,
paranóicos los recuerdos se agolpan desdeñosos,
súbitas sensaciones me recorren fantasiosas,
fantasmas ya olvidados regresaron,
me quiere traicionar la fiel palabra
que contigo he pactado.
Ahora, me pregunto y te pregunto....
¿Si se abre humeda y gran brecha
entre tú y yo, no crees que enloquecería?
Por supuesto, mi infancia retornaría
a cobrar deudas ficticias.
La obsesiva camisa de fuerza que
tan bien he escondido debajo del colchón ,
fúrica , en su retorno, me ataría.

Me quedo a tu lado, no me cabe duda.
No más distancia,
sólo los milímetros
que a nuestros labios separan
cuando así como te amo,
te amo.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Veramicruz

La herencia de mis necesidades
es vasta y los miedos carroñeros
se pelean los tesoros que son la
memoria de tus ojos.
Necesítame,
mi vida está ya predispuesta a servirte.

Pues sí, heme aquí tratando de escribirte cualquier cursilería,
para variar, pero resulta que no puedo.
Te has llevado un poco de mi siniestra inspiración,
me has dejado en desasosiego.
Te robaron tus herencias y yo me quedé aquí como un ciego.
Sí lo confieso, no pude suejetarte, perdí la constancia del Objeto.
Me pude perder en otros ojos, pequé de arrogante y pude respirar de otra boca.
Me emborraché y quise hacer algo mío,
una mujer,un berrinche, un hombre, un faje en algún lugar inapropiado...
Me detuve por unos momentos, y - en evaluación digna de juez de clavados
olímpicos, sí, de panzazo y con cero de calificación- decidí correr,
pedirle a Hipnos que me dejáse verte y acariciarte oníricamente.
Así es que no fue lo que hace años hubiera sido, con Selene de por medio,
me descubrí la más fiel amante de nuestro amor.
Recordé en la cama ajena cuando te conocí,
me metías unos nervios inaudítos.
Yo a los 28 y tú con 22....
Yo ya 29 y tú todavía con 22...la edad es relativa, tiene algo de cuántica
la desgraciada.
En fin que a mis años y a los tuyos, sentí poco probable
un futuro común, y resulta ahora que estoy más enamorada que nunca,
y pensar que ahora te quiero sacar canas de vejez a mi lado.
Que ahora te amo y hace unos meses todavía nos negábamos
a la posibilidad de cultivar un algo.
Que esfuerzo tan maravilloso es no verte o escucharte seguido,
me deleito en mi lucha, me regocijo;
pues te encontré mujer contempalción y eso no es nada fácil
considerando que sólo ati te veo en mi improbable destino.

Qué inútil es escribir cuando estás tan lejos,
estás fuera de mi y de tu sitio que
debe de ser junto al mío. Ven.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Errhorroroso

silencio.
implacable es la enfermedad que me tiene en tal desasosiego,
le rompo la crisma al amor de los mares por el tiempo.
olas.
sangrantes segundos que jamás pararán de
transcurrir, de estrellarse contra el acantilado de mis deficiencias.
saladas.
cristalinas son las tristezas en las que me sambullo,
se me escurren los ojos por tus lagrimales.
azules.
y fugaces son los momentitos eternos,
que dictas a mis oídos con tus siempres.
rotos.
son los gemidos entrecortados
que nos telegrafiamos en los sexos ahogados.
ignorados.
dejo a los residuos de mi fiel abandonado,
no te pienso fuera del margen que he planeado.
colmilluda.
respuesta con la que me sorprendes dando la vuelta,
acabo de venirme huyendo de filosos cadáveres,
descompuestos.
los atavíos que frondosa personalidad me forjaban,
ofrezco solo arenita para quien quiera soñar.

martes, 2 de diciembre de 2008

Deamordidas

Que los gusanitos que roen las manzanas
se muden e invadan mi cintura,
más abajo que esculpan el coxis que se ciñe
a mi mortal recuerdo.

Abandono la carcasa, me voy a hacer
presa de un embrujo a ultramar,
el tiempo hace estragos
en la pequeña distancia que hay
de mis ojos a los tuyos.