martes, 20 de enero de 2009

Solo un café

Con qué suavidad desentrañas el sol
de una tarde de domingo,
qué fiereza la que destila tu mirada,
ante la perpleja e inquisidora lengua que desea
que te escurras en docta palabra.

No puedo sacudirme la sonrisa,
el murmullo se azota en el patíbulo
de mi atrevimiento,
estas ganas no serán
guillotinadas por ti, por nadie.

Eres la demencia hecha discurso,
te presumes contradictoria,
me asumo tu acechadora.
Me reduzco
admirando
tu elocuente boca.

miércoles, 7 de enero de 2009

Selfserendipity

Qué desdén el tuyo con el que alimentas
este pardo corazón.
Seguro querrás pronto mi obligada retirada,
la historia te la sabes,
al fin y al cabo se tiende a repetir
la cansada posesión.

Las cáscaras que vas dejando
a tu paso,
el tiempo despellejado,
los huesos después de grandioso banquete
de egolatría y satisfacción;
lo dejas todo
para mi solita,
gracias,
no te hubieras
molestado.

Dando y dando.

Yo no seré la que traicione fielmente
a la ordinaria,
acostumbrada caprichosa
que ahora soy.

En el momento de los furtivos besos,
de las seis copas,
del as bajo la manga y de la espada,
de orgullo pueril,
ensangrentada...
seré la misma
que ahora te arranca
besos en ciegas dentelladas.

De verdad, no dejaré de ser quien soy.
Consiento alegre tu devenir locuaz
y celebro tu pasión.
Que en tus manos me realizo,
ajena al pasado que habita la marchita
delimitación de mi
lengua hermafrodita.

Pero te digo sin vacilar,
cariño,
no me dejes sin objeto
para tansitar la soledad
en que me siento
cuando ocupas mucho mejor,
y sin mi,
tu tiempo.

Poseidón está latente
en la caracola de mi
ira,
que tú,
desafiante,
supones inexistente,
y si acaso pequeñita.

Congratulaciones,
pues,
para la sublimación
que mantiene cautiva a la,
miserable y enojada,
marea destructora
de paciencias y de amores,
reacios a permanecer conmigo
¡ay!
pero qué dolores.

Dignamente sonrío y
presumo mis condecoraciones,
nada importa la catástrofe
que he representado en
las muertes de mis futuros
personificados.
Cambiemos todo esto,
lo pido de codos y rodillas,
ante ti, regidora
de mis renovadas alegrías.

martes, 6 de enero de 2009

Por adelantado

Lejana,
te veo entre las letras y misterios.
Las imágenes que robo precavida,
me hacen sentir tuya en cierto aspecto.

No lo sé, pero me sabes a fruta y a
porvenir.
Rememoro un futuro en que no estás,
aunque lo he soñado;
te vuelo,
te aviento candente
hacia mis brazos para arrullar
las eñes y los años que nos faltan.

Al final qué pasará,
te veré,
me verás en alguien más,
con ganas de ti.

La inocencia de la pantalla
nublará la perversión de nuestro encuentro.
Ahora que te pienso recuerdo el futuro
de tu aliento y la ternura de tus ojos,
viéndome,
tras retratos ajenos.
Al final, tan distante está la escena que
me despierto oliéndote en mis manos,
obscena.

Me turba tu arribo y tu llegada,
te quiero ver,
deleitarme con mi torpe imaginación
y sentidos excitados.
Cómo controlar el vértigo que me
provoca el afán de recrearte
tendida,
en una hamaca,
aturdida por la traición de los deseos,
atada a nuestras palabras teñidas
de anhelos incumplidos y recelos.

Te espero, sin impaciencia,
con las manos vacías y fervientes
para el trueque de miradas y añoranzas.

Y,
sin embargo,
temerosa aguardo el tacto de tus ojos.