martes, 6 de enero de 2009

Por adelantado

Lejana,
te veo entre las letras y misterios.
Las imágenes que robo precavida,
me hacen sentir tuya en cierto aspecto.

No lo sé, pero me sabes a fruta y a
porvenir.
Rememoro un futuro en que no estás,
aunque lo he soñado;
te vuelo,
te aviento candente
hacia mis brazos para arrullar
las eñes y los años que nos faltan.

Al final qué pasará,
te veré,
me verás en alguien más,
con ganas de ti.

La inocencia de la pantalla
nublará la perversión de nuestro encuentro.
Ahora que te pienso recuerdo el futuro
de tu aliento y la ternura de tus ojos,
viéndome,
tras retratos ajenos.
Al final, tan distante está la escena que
me despierto oliéndote en mis manos,
obscena.

Me turba tu arribo y tu llegada,
te quiero ver,
deleitarme con mi torpe imaginación
y sentidos excitados.
Cómo controlar el vértigo que me
provoca el afán de recrearte
tendida,
en una hamaca,
aturdida por la traición de los deseos,
atada a nuestras palabras teñidas
de anhelos incumplidos y recelos.

Te espero, sin impaciencia,
con las manos vacías y fervientes
para el trueque de miradas y añoranzas.

Y,
sin embargo,
temerosa aguardo el tacto de tus ojos.

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