miércoles, 22 de octubre de 2008

Vehemencia


Te quiero invitar un helado un día de invierno,
de esos,
que a la sombra se siente en las pestañas el factor de congelación
y al sol se siente en las orejas una leve calcinación.
Ahora que,
si no quieres helado,
te puedo ofrecer dos,

uno de chicle y otro de arroz.

Te quiero llevar a la feria,
visitar a la mujer serpiente, a quien:
"...por huir de su casa con su novio la madre de éste le arrojó mal de ojo poco a poco escamas salían por sus poros hasta que la lengua en dos bifurcada le vió salir cola con cascabel cual sonaja...".
Atinar todas mis canicas, para ganarte alcancías.
Incertar todos los aros para regalarte un peluche estrafalario.
A los carritos chocones te treparé para colisionar nuestros horarios,
y, un algodón de azúcar nos servirá de corolario.

Te quiero llevar a la playa
y
remojar de sales la espera.
De perdida a la Quebrada...
presumiría valentía pues sabes que soy bien clavada.
A tu boca le daría a morder unos coquitos,
después ya calientita te invitaría a probar marisquitos.
En las olas y en la espuma
te retaría a una lucha,
para que la marea,
por fin,
se lleve la conchita duda.

Te quiero invitar a un panteón,
soplar sobre las tumbas unos cuantos dientes de león.
Las inscripciones en mármol recitaré en tu oído,
que si esto no te enamora,
déjame con los demás fallecidos.
Te inventaría supersticiones para sentir duras tus palpitaciones,
corrientes de frío invocaría para el único divertimento
de con quien yo siempre viviría.

Te quiero llevar al circo,
marometas y equilibrio.
A petición del maestro de ceremonias,
el hombre bala te saludaría
y yo, por ti,
con gusto mi lugar le intercambiaría.
Los cuchillos atinarían a trazar silueta divina,
yo lanzando dagas a la suerte que es necia y esquiva.
Coqueta con el domador,
nos veremos cómplices de la subyugación,
lujurioso el látigo azotará nuestra mirada obscena,
roja la cara, la espalda y todas las muñecas.
A la pista pasaré a ser tú payaso,
aunque bien sabes,
tengo humor de obsidiana,
soy un Wayne Gacy con lazo.

Te quiero hacer de comer,
deleitar la papila de mi amor con tus ojos de lasciva gustativa.
Limpiar la comisura de tu hambre,
recrearme en la nutrición que representan tus encantos.
Un pollito nos comemos o chuletas o enchiladas...
te hago lo que tu quieras,
todo,
menos rajas.
Alimentarte yo quiero,
ser la causa de la queja de tu panza.

Te quiero hacer el amor,
cortejar tus manos y tus hombros.
Silenciosamente respirarme toda tu piel,
cancelar cualquier trazo del pasado.
Quiero llenarme de ti completamente,
ahogarme en todo lo tuyo,
ensuciarme las manos y embarrarme de ti,
perversa sin calendarios.
Tenderé la cama,
que se encuentra sequísima por la asuencia
de los gemidos que te fluyen extraordinarios,
Te atenderé despacio,
lubricaré la cordura que me hace falta,
para acariciarte absurda, locamente y con rabia.

Quiero dormir contigo,
ser alfa y omega en tus ondas cerebrales,
que tu insomnio carcoma toditas las ansiedades.
Calmar al viejo sabueso ronquido,
cantarte una canción de cuna que te salve del precipicio.
Ver a través de los velos que son tus sueños,
que serán mis celos,
que serán los personajes,
que serán todos menos mis egos.
Voy a practicar rapiña con tus pesadillas,
protegerte de mi ausencia en la vigilia.
Te despertaré adorada,
pediré a Morfeo la retirada,
lameré quedamente lagañas que sellan y abren distancias.

Te quiero casar conmigo,
hacer de roquerito un ex adicto.
Comprometeré mis arrugas con tu astucia,
seré pionera de tu religión.
Brindaré mis canas a tu oficio y
serás devocionario de mi diaria afición.
Quiero verter mis anhelos
en los cuencos de tu cuerpo.
Doblegaré infidelidades políticamente correctas,
me subyugaré ante peticiones
de caprichosos dolores.
Quiero ser todos los días las flores de tu buró,
desataré mis capacidades:
quiero ser todos los materiales con los que elaboras tu colección.

Cuidarte yo quiero,
en tu lecho de vida arrullarte pretendo.




lunes, 20 de octubre de 2008

Anidar

Distante la humedad enternecida,
se turba ante el áspid de tus besos,
ronronea la espina dorsal ante tu tacto,
ruge mi vientre ante tus ojos de leopardo.

Gruñes altiva,
certera presa soy de tu caricia.
Me encomiendo a tus extremidades,
melena de confusiones que somos,
en la lucha,
en las deseadas posteridades.

Canta receloso mi porvenir,
se pavonea ridículo mi acto,
te cortejo,
te quiero conseguir ahora para jamás dejarte.

Corazones croan delirantes ante,
gatuno,
tu andar.
Se mía otra vez siempre, no nos hagas dudar.

Acéchame en preciosa contemplación,
espero que caces mi orgullo,
que muerdas mis nuncas.
Devora jadeante las entrañas
de mis temores líquidos,
distiende tendones que sostienen
quebrantos y desilusiones.

Nunca te había sentido
tanto, ante todos los tús que
antecedieron nuestros encuentros,
anacrónicos y difuminados.

Permanece bestial ante mi arrojo,
lubrica las garras que me mienten,
que deshacen la salvedad con
que me arrulllo.
Requiero de la piel de tu sombra,
cobijar mi soledad yo quiero,
con tu caótico silencio.

Soy onomatopeya de tus antojos,
deliberadamente
me ofrezco a tu hambre.

Convídame, sin piedad, a la camada de
tus destinos.

jueves, 16 de octubre de 2008

Sincronía

Pudorosos son los duendes que se ocultan en las rendijas de tu galanura,
tú sonríes fervorosa...

Soy tu Eco, te repito, te desencuentro.
Perdona la intormisión, ¿cómo es que te llamas?
Se lo pregunta el río,
se lo preguntan los helechos, y la torpe arena que te mueve.

El candor con el que te muestras escandaliza a mi sonámbulo,
empastilla a mi letargo, reinventa mi narcolepsia.

Muda es la cantaleta de tus gemidos,
Onán se disculpa con las manos de todos nosotros
los vencidos,
qué drama el que me aflige al escuchar
en tu voz los latidos sincopados de tu sexo.

... al final sólo son dientes.

lunes, 6 de octubre de 2008

Transfusión

Violenta embestida surgió
de la mirada galopante,
tú,
equino errante,
potranca reluctante,
domesticaste el suicidio
de mi vientre con tu intento
de homicidio.

Abominable aparición carmesí,
placentero el derrame de mi embarazo
por venir.
Soldados muertos en las batallas
de salivas,
gritaban el escándalo de la violación,
por tus amores,
masiva.

Artefacto, de hecho, eres artificio,
redentor de muertecitas.

Lábrame con la gubia
que es tu lengua,
relámeme sodomitas,
recógeme gomorritas,
qué condenada
que eres mi remorita.

Desata las alegorías,
las tienes jugando
a las escondidillas,
alebrestados dejaste
a los arrumacos,
presentaste a los ombligos
y ahora los tienes vetados.

Te sabes, me sabes,
la paciencia contigo es salada,
la amargura sabe a amaranto,
a pepitoria me sabe,
contigo,
el llanto.

Arritmia

Danzan las hadas de tus ojos ajenjo
y qué dulce hipnosis suelo reconocer en
tu aliento.

Eres la realeza de todos mis sentimientos,
eres mi retiro y mi llegada,
la asesina de mi desastre,
eres diván para mis lastres.

Cariño,
siempre es poco tiempo,
yo te quiero para nunca,
así es mi prisa,
relativa como el mar muerto.

Amarra mis cueros,
reviéntame a golpes, sinceros,
los besos.
Envilece los vacíos obscenos,
penetra caliente a sentidos autores
de mis descontentos.

Eres en la vida
el amor
que te quiero arrancar a mordidas,
Eres fugitivo soliloquio desesperado,
contigo no tengo medidas,
eres límite sólo para las
venideras...
alegrías.