La herencia de mis necesidades
es vasta y los miedos carroñeros
se pelean los tesoros que son la
memoria de tus ojos.
Necesítame,
mi vida está ya predispuesta a servirte.
Pues sí, heme aquí tratando de escribirte cualquier cursilería,
para variar, pero resulta que no puedo.
Te has llevado un poco de mi siniestra inspiración,
me has dejado en desasosiego.
Te robaron tus herencias y yo me quedé aquí como un ciego.
Sí lo confieso, no pude suejetarte, perdí la constancia del Objeto.
Me pude perder en otros ojos, pequé de arrogante y pude respirar de otra boca.
Me emborraché y quise hacer algo mío,
una mujer,un berrinche, un hombre, un faje en algún lugar inapropiado...
Me detuve por unos momentos, y - en evaluación digna de juez de clavados
olímpicos, sí, de panzazo y con cero de calificación- decidí correr,
pedirle a Hipnos que me dejáse verte y acariciarte oníricamente.
Así es que no fue lo que hace años hubiera sido, con Selene de por medio,
me descubrí la más fiel amante de nuestro amor.
Recordé en la cama ajena cuando te conocí,
me metías unos nervios inaudítos.
Yo a los 28 y tú con 22....
Yo ya 29 y tú todavía con 22...la edad es relativa, tiene algo de cuántica
la desgraciada.
En fin que a mis años y a los tuyos, sentí poco probable
un futuro común, y resulta ahora que estoy más enamorada que nunca,
y pensar que ahora te quiero sacar canas de vejez a mi lado.
Que ahora te amo y hace unos meses todavía nos negábamos
a la posibilidad de cultivar un algo.
Que esfuerzo tan maravilloso es no verte o escucharte seguido,
me deleito en mi lucha, me regocijo;
pues te encontré mujer contempalción y eso no es nada fácil
considerando que sólo ati te veo en mi improbable destino.
Qué inútil es escribir cuando estás tan lejos,
estás fuera de mi y de tu sitio que
debe de ser junto al mío. Ven.
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