martes, 10 de marzo de 2009

Para la Pelea

Que el silencio envuleva
el deseo inaudito que nos agobia,
que nos carcome las ganas rabiosas.

Ansío tus manos,
me apetece tu sexo
perfumado.
Codicio tu saliva,
toda tu humedad la quiero en mis labios.

Le tengo envidia a tus alrededores,
ambiciono tus dedos rozando mis calores,
Anhelo tu cuerpo soñado, antojado.

Eres el capricho con el que se afanan mis manos.
Te voy a penetrar profundo con la mirada,
no habrá guarida para la ambición que
ahora se consuela con la distancia.

Vas a ser mía,
lo sabe la luna,
el instinto,
esta intuición de agua
que como tú, me alumbra
la entrepierna empapada
de tus palabras.

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