Sacrílega ha resultado la estrategia,
el desdén de tu otra me deja
siempre perpleja,
los artilugios son innecesarios
con este ser marino que no
me deja ser presa.
Pecado he cometido,
me estás dando la penitencia y
aún no he confesado
mi trasapso en los campos minados
de tu camino, apenas retoñado.
Te quiero repartida con sigilo,
se la perversa que
yo siempre he pedido,
deshazme la seguridad que mi
ceño se empeña en reafirmar.
No creo que esto tenga más que dar,
te dió unos días de paz, cierto sosiego a
nuestro andar.
Turbulencia, a otro lugar vete a buscar,
te tengo en constancia,
ya cautiva de ti me puedo resignar.
Logrado el naufragio no quiero ya dudar,
lo sé como te sé,
de ti moriré
de ti invernaré
de ti enloqueceré.
Bienvenido sea el desfallecimiento de
mis salvedades.
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