Engaño al frío que
evapora olores confusos,
tu mirada decide el factor que descompone
el secuestro del que hemos sido objeto esta
noche fría y cansada.
El colorido pasaje, en el
que esos gatos
recordaban lo que es bailar
despreocupados,
emborracha,
desencuentra enojos y tristezas.
Mientras pardos los ojos de la calle
esperan y aguantan, los deseos
de hacerme de ti me rompen,
aniquilan la moralidad que usé
estos días, que se fue desgastando
en las pupilas sangrientas de los otros
labios.
Finales de acantilados, estoicos mástiles
que perforan los cielos al alba, nublados.
Inesperada la mirada incisiva y febril,
estoy a punto de todo,
indefensa,
nada qué hacer,
anhelo.